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La temática central elegida por la OAJNU para el corriente año es “Objetivos de Desarrollo del Milenio: lucha con la pobreza y el medio ambiente sostenible”.
Lean este artículo sobre una reunión de los líderes mundiales ante el temor al incumplimiento de los objetivos del nuevo milenio
Buen fin de semana Marta.
Se sabe: el dixieland es el jazz nacido en Nueva Orleáns. La tierra de este hallazgo de los afroamericanos es el sur profundo de EE.UU. o Down South o simplemente Dixie, que el talento de William Faulkner expresó a fondo. El dixieland tiene ritmos que procuran alegría, pero Dixie no: en Tennessee, una joven madre guatemalteca es arrestada y va presa cuando pide que paguen su trabajo en una fábrica de quesos; en Georgia, el violador de una niña latinoamericana de 13 años no va preso porque ella es una indocumentada. Son algunos ejemplos del trato que reciben los llamados latinos en Dixie. Es la región estadounidense donde la migración latinoamericana ha crecido a mayor velocidad.
Un reciente estudio de campo que el Southern Poverty Law Center (SPLC) sito en Montgomery, Alabama, llevó a cabo en diez comunidades latinas de cinco estados del sur reveló el estado de guerra en que viven esos migrantes, que realizan los trabajos más duros, sucios y peligrosos por una paga muy baja. Cuando les pagan. El capítulo I del estudio (www.splcenter.org/le gal/undersiege) señala que al 41 por ciento de los entrevistados no les entregaron los jornales que debían recibir. Esta cifra alcanzó la asombrosa cima del 80 por ciento en Nueva Orleáns y en cualquier código civil este acto se llama robo. Del 32 por ciento de los interrogados que sufrieron lesiones en el trabajo, sólo un tercio recibió una atención médica adecuada. Claro que a nadie le pagaron los salarios caídos.
Un mexicano que reclamó a su contratista de Nueva Orleáns los jornales debidos no tuvo suerte: sin decir una palabra, el señor levantó su camisa y le mostró la culata de un revólver empotrado en el cinturón. El inmigrante Beltrán tapizó diez departamentos y nunca recibió los 3000 dólares que tenía que cobrar. “Eso le pasa a todo el mundo –dijo al investigador del SPLC–. La humillación empieza ahí. Yo sé que en este país uno puede defender sus derechos, pero la gente le tiene miedo a la policía.” Se explica: el 40 por ciento de los latinos entrevistados en Georgia relató los maltratos a los que la policía los somete. En Alabama levanta retenes continuos donde siempre los paran y nunca a otros.
Más de 12,7 millones de mexicanos viven en EE.UU., 17 veces más que en 1970 (www.pewhispanic.org, 15-4-9). Constituyen el 32 por ciento del total de inmigrantes del país y riesgos de todo tipo acechan su labor. Una investigación que el periodista Justin Pritchard realizó en el 2004 mostró que los trabajadores mexicanos tienen un 80 por ciento más de posibilidades de morir en su tarea que sus pares estadounidenses (AP, 14-2-2004). “¿Por qué?”, pregunta Pritchard. Y responde: “Los mexicanos son contratados para trabajar barato... a veces les dan tareas sin capacitarlos ni brindarles condiciones de seguridad”. Un trabajador de la construcción cayó desde una altura de 50 metros. En el registro oficial de su fallecimiento se indica que “no tenía ningún tipo de protección contra caídas”. Son casos frecuentes.
Los que trabajan en el campo –la mayoría– están expuestos a los pesticidas que incluso se arrojan cuando están levantando la cosecha. Los estragos que esto produce no se notan en EE.UU. “Lo que pasa –dice Berta en Georgia– es que cuando nos sentimos enfermos, volvemos a casa y allí morimos. Las consecuencias no se notan aquí, se notan en México.” Los estados de Dixieland no tiene leyes de sanidad que los protejan.
El capítulo IV del estudio del SPLC examina la situación de las mujeres latinas en el Down South: el 77 por ciento soporta acosos sexuales. “Hay patrones, supervisores y otros que quieren aprovechar su posición para tener sexo con las empleadas –denunció Gabriela en Nashville, Tennessee–-; si se niegan, las amenazan con el despido o las intimidan diciéndoles que son ilegales y que pueden llamar a Inmigración.” Una que se negó fue brutalmente golpeada por un supervisor cuando lo denunció ante la empresa. Un ejecutivo aclaró que la agredida era indocumentada y que no tenía derecho a recurso alguno.
Tampoco faltan los allanamientos de lugares de trabajo para detener y deportar a indocumentados. Durante su campaña electoral, el entonces candidato Barack Obama declaró a Univisión que pondría freno a los empleadores abusivos y prometió una reforma general de las leyes de inmigración. El 24 de febrero, un mes después de asumir la presidencia, agentes de Inmigración allanaron una fábrica en Bellingham, Washington, y arrestaron a 28 indocumentados. El panorama de Dixieland fue así descripto por el dueño de una plantación en Carolina: “El Norte ganó la guerra (civil) en el papel, pero en realidad ganamos nosotros, los confederados, porque seguimos teniendo esclavos. Primero tuvimos peones, después arrendatarios y ahora tenemos mexicanos”.
El artículo de Página 12 tiene información muy fresquita e interesante sobre la situación de los trabajadores migrantes en Argentina.
Les sugiero que identifiquen los problemas de estos trabajadores en Argentina: son similares o diferentes a los del país que representan??
SITUACION DE LOS TRABAJADORES EXTRANJEROS
Los inmigrantes trabajan con mayor intensidad horaria y en más amplios marcos informales con relación a los nativos.
La Argentina se constituyó como una nación de puertas abiertas. A fines del siglo XIX, el arribo masivo de inmigrantes conformó “la Argentina aluvional”, como la denominó el historiador José Luis Romero. El país se convirtió en el mayor receptor de inmigrantes de América latina. En 1895, el censo nacional reveló que más de la mitad de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires eran inmigrantes, con amplia mayoría de italianos y españoles. En la segunda ola inmigratoria –entre 1895 y 1914– ingresaron al país casi 4 millones de personas. En 1914, un 30 por ciento de la población total residente era inmigrante. A pesar de todas las complejidades de ese proceso histórico (en la que no faltaron reacciones xenófobas), los inmigrantes se integraron a la sociedad y al mercado laboral. Con la crisis del ‘30 y con el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, la corriente inmigratoria se detuvo, reanudándose a mediados del siglo XX, aunque con menor dinamismo que en décadas precedentes. A partir de ese momento, el mayor aporte inmigratorio fue de países limítrofes. En el último cuarto del siglo pasado, la Argentina se transformó en un expulsor neto de flujos migratorios, especialmente de mano de obra calificada.
En su trabajo Migraciones internacionales en la Argentina: un análisis de sus determinantes y de su relación con el mercado de trabajo, la investigadora Roxana Maurizio sostiene que “la reversión de estos flujos estuvo asociada al menor dinamismo económico que experimentó la Argentina luego de la Segunda Guerra Mundial y que implicó para el país un retraso respecto de otras economías con mejor desempleo económico, juntamente con una fuerte inestabilidad política a lo largo de su historia”. Ese reflujo tuvo un breve paréntesis durante los primeros años de la convertibilidad. La sobrevaluación de la moneda nacional (que elevó los niveles salariales relativos en dólares) y el inicio de un ciclo económico ascendente sedujo a algunos habitantes de los países vecinos.
El último censo de población del año 2001 relevó la presencia de 1.531.940 extranjeros residiendo en el país, que representa apenas el 4 por ciento de la población total. El 60 por ciento proviene de los países limítrofes. De ese total, el 33 por ciento son paraguayos, el 23 por ciento bolivianos y el 21 por ciento chilenos. Un caso especial es el de la comunidad peruana, que viene registrando desde la década del ‘80 un importante crecimiento, representando en la actualidad casi un 10 por ciento del total. Contabilizando todo el universo, los inmigrantes más numerosos son los paraguayos (21%), bolivianos (15%), chilenos (14%) e italianos (14%). A su vez, el 60 por ciento se radica en el Area Metropolitana de Buenos Aires.
Con respecto a su nivel educativo, poseen menores credenciales que la población nativa: el 70 por ciento no terminó la escuela secundaria. Maurizio aclara que “esta situación encubre diferencias muy importantes según la nacionalidad. En particular, los oriundos de Paraguay presentan los menores niveles de educación, seguido por Chile y Bolivia. Por el contrario, los uruguayos y, fundamentalmente, los peruanos presentan niveles de escolarización que, incluso, superan a los promedios alcanzados por la población nativa”.
En general, los inmigrantes se dedican a tareas de la construcción, reparaciones, comercio al por menor, servicio doméstico y algunas actividades industriales (textil). Esos trabajadores tienen un mayor grado de precariedad laboral tanto en lo referente a la intensidad horaria como en lo que respecta a su registración formal que los trabajadores nativos. Adicionalmente, el porcentaje de hogares pobres –encabezados por jefes no nativos– es un 10 por ciento superior al registrado en aquellos hogares con jefes nativos. Esa brecha no es explicada por diferencias en la tasa de ocupación. Al contrario, la tasa de empleo de los trabajadores no nativos es notoriamente superior a la de los nativos, lo cual resulta lógico debido a que la causa principal de esas migraciones es la búsqueda de oportunidades laborales. Por eso, Maurizio sostiene que “parecen ser los ingresos reducidos que perciben los integrantes de estos hogares más que la falta de trabajo lo que determina que las familias con jefe migrante no logren cubrir sus necesidades básicas, alimentarias y no alimentarias. Ello se debe, asimismo, a la mayor precariedad que exhiben los puestos de trabajo a los que ellos acceden, mediados en general por episodios de segregación y discriminación, fenómenos que afectan aún con mayor intensidad a las mujeres”.
Debido a la situación de ilegalidad en la que se encuentran muchos inmigrantes, algunos empleadores se aprovechan. Para atemperar esas injusticias, el gobierno nacional impulsó una legislación que facilita la regularización migratoria. Al amparo de esa norma, 700 mil personas solicitaron su radicación en la Argentina: encabezaron el listado los paraguayos (320 mil), les siguieron los bolivianos (240 mil) y los peruanos (138 mil).
"Aún tenemos tiempo para alcanzar los objetivos, en todo el mundo y en la mayoría de los países, si no en todos, pero sólo si logramos romper con la rutina. El éxito no se logrará de la noche a la mañana, sino que requerirá trabajar de manera continua durante todo el decenio, desde ahora hasta que termine el plazo. Se necesita tiempo para formar a maestros, enfermeros e ingenieros; lleva tiempo construir carreteras, escuelas y hospitales, así como fomentar empresas grandes y pequeñas que puedan generar los empleos e ingresos necesarios. Por consiguiente, hay que poner manos a la obra desde ahora. También debemos aumentar la asistencia para el desarrollo a nivel mundial en más del doble durante los próximos años, pues sólo así se podrá contribuir al logro de los objetivos."
De aprendizaje
Crear un espacio de participación entre alumnos, ex alumnos y docentes del Instituto
Propiciar un desenvolvimiento autónomo por parte de los alumnos de manera tal que indirectamente, se favorezca la iniciativa personal y la creatividad.
De enseñanza
Adquirir habilidades como negociadores al representar un país en base a principios democráticos y pluralistas con el fin de lograr una conciencia ciudadana.
Conocer el funcionamiento y aprender sobre tópicos de la ONU tales como paz y seguridad, derechos humanos, preservación del medio ambiente y desarrollo económico.
Conocer en profundidad los puntos de vista y los principales problemas de las distintas regiones del mundo.